viernes, 22 de abril de 2011

Volver a escuchar el rugido de una pantera



Tu salvaje rugido se escucha desde la lejanía. Estás asustada. Tus músculos se tensan, y te agazapas buscando la protección de la Madre Tierra. Aquellas extrañas criaturas te tienen acorralada. No encuentras escapatoria. 

No sabes cómo te han descubierto. Eres cauta y silenciosa, una sombra, un fantasma. Y aun así, están allí, frente a ti. Leones, tigres, gigantescas serpientes o peligrosos cocodrilos. Te has enfrentado a un sinfín de enemigos, pero no reconoces ningún rasgo en los seres que te desafían.  Lo único que sabes es que son hostiles. Cazan en grupo. Se comunican entre ellos con extraños sonidos.  La piel que les recubre es desconocida para ti. Se mueven lentos sobre sus patas traseras. Portan objetos que despiden reflejos metálicos que el instinto te hace temer.  

Huelen a peligro. A muerte. 

Una de ellas se acerca sigilosa hacia ti. Tienes que huir. Vuelves a rugir, esta vez con más fuerza. La criatura se detiene. Es el momento. No vas a tener más oportunidades. Preparas tu cuerpo.  Visualizas tu objetivo, tras aquella criatura que ahora se mantiene quieta. 

Saltas. 

 Tan alto y tan lejos como puedes. Tus poderosas patas te impulsan dejando paralizados por el asombro a tus enemigos. Consigues encaramarte al tronco de un enorme árbol, y haciendo gala de tu innata habilidad trepas hasta las ramas más altas. Las criaturas se han reunido bajo el árbol y te observan con detenimiento. Parecen enfadadas.  El sol las ilumina y de nuevo los reflejos metálicos te hacen temblar.De pronto escuchas un extraño ruido. No tienes tiempo de reaccionar. Notas un dolor insoportable en tu pata delantera. De nuevo el ruido. Esta vez el dolor recorre una de tus patas traseras. Pierdes el equilibrio.

Caes. 

No puedes moverte. El dolor te paraliza. Sientes terror. Angustia. Las criaturas emiten sonidos que tú reconoces aunque no entiendas su forma de comunicarse. Victoria. Ellos han ganado la batalla. Se acabó. Te rindes. Es la ley de la Jungla. La ley del más fuerte. 

Dos de aquellas terroríficas criaturas se acercan a ti. Pero, de repente, vuelves a escuchar aquel estremecedor ruido de antes. Suena lejano.  Las criaturas se detienen y se comunican entre ellas. Parecen enfadadas, y a la vez, asustadas. 

Huyen. 

Se alejan de ti.  Una tentadora oscuridad te envuelve. Sabes que vas a reunirte con la Madre Tierra.Despiertas. Apenas sientes dolor. Ves de nuevo a dos de aquellas criaturas sobre ti. Parece que una de ellas trata de comunicarse contigo. Notas que te acaricia suavemente el pelaje. Sientes su calidez. Huele a compasión. A respeto. Dejas de tener miedo y vuelves a sumergirte en la oscuridad.

Despiertas de nuevo, con vida. Reconoces el olor y tratas de incorporarte. Tus extremidades están entumecidas, pero puedes moverte. Aquella criatura se acerca y puedes sentir su alegría. Tienes comida y agua. Pero estás encerrada. No puedes salir de allí. Eso te enfurece. Las criaturas se acercan a diario. Te sacan de la jaula y hacen que duermas. Cuando despiertas vuelves a estar encerrada. Los días pasan y vas recobrando las fuerzas.No sabes cómo, pero las heridas se cierran más rápido de lo habitual. Aquellas criaturas están ayudándote. Ya no atacas cuando se acercan a ti. No tienes miedo. Ellas tampoco. Ya no te hacen dormir. Te curan las heridas y te tratan con calidez. Acarician tu pelaje. Incluso intentan jugar. Sientes respeto por ellas. Tras un tiempo viviendo con aquellas criaturas, te devuelven a tu hogar.

Sientes la brisa en tu piel. La libertad.Esa misma noche, cuando el sol se oculta, tu salvaje rugido vuelve a escucharse en la lejanía.  

El rugido de una pantera

4 comentarios:

  1. Me ha encantado este relato , parece como si estuvieras hablando de la humanidad la cual por naturaleza es agresiva y, egoísta. Pero cuando menos te lo esperas te lo esperas te ayuda quien piensas que nunca podría hacerlo.

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  2. como te comenté la otra vez, me encanta :)

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  3. es increible me encanto:D

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