sábado, 30 de octubre de 2010

Su voz

Vuelve la vista hacia mí. Me quedo paralizada. Su rostro no denota ninguna emoción. No sé lo que debo sentir en ese momento. Sus ojos se quedan fijos en los míos. Sus labios comienzan a moverse lentamente, pero no oigo nada. Mi visión se vuelve borrosa. 

Niebla, una niebla oscura y densa comienza a cubrirlo todo. Mi cuerpo tiembla. Caigo en la oscuridad a una velocidad vertiginosa. 

Cuando despierto el ya no está allí. Se ha ido. Se ha marchado para siempre. Eso fue lo último que pude escuchar. Su voz. Y una promesa maldita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario