lunes, 22 de noviembre de 2010

La presa del viento

-¿Y si no era él? ¿y si la carta no la escribió él?
No paraba de hacerse la misma pregunta una y otra vez. Nelle estaba sentada en un banco del parque Earthwood, cercano a su casa. Inclinada hacia delante, sostenía temblorosa entre sus manos una hoja de papel arrugada. Su rostro denotaba ansiedad y preocupación, y sus ojos, lacrimosos, no podían enfocar con claridad las palabras que la carta le revelaba.

El viento soplaba con fuerza, agitando feroz las ramas de los arboles a su alrededor. Una ráfaga fortuita giró violentamente a su alrededor, arrebatándole a Nelle la carta de sus manos y llevándosela consigo.

Nelle se levanto veloz del banco, corriendo en pos de la carta aun presa del viento. De repente éste cesó, soltando su botín en medio del camino. Aliviada, Nelle se agacho rápidamente y cogió la carta, temerosa de volver a perderla. Sin levantarse, la estrechó contra su pecho, sollozando en silencio.

Una sombra se cernió sobre ella. Al levantar la vista, él estaba ahí. Parado delante de ella, como una estatua, contemplándola desde lo alto. La ansiedad invadió a Nelle como lo había hecho cada vez que se había encontrado con el.  Pero sus ojos no se desviaron. Se miraron fijamente durante lo que a Nelle le pareció una eternidad, hasta que el se movió.

Le tendió una mano, que ella tardó varios segundos en aceptar. Sin mediar palabra, la ayudó a levantarse, y cuando sus ojos estuvieron a la misma altura, la abrazó con fuerza. Con una pasión que Nelle no pudo comprender en ese instante, pero pronto podría entender.

¿Querría hacerlo? ¿En verdad querría entender?

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