Cuando me despierto ella ya se ha marchado. Ha recogido sus cosas y ha dejado el silencio en su lugar. Una nota y un “lo siento” me esperan en su lado de la cama. Me levanto y decido pensar en ello más tarde. Desayuno restos de la cena de anoche. La casa está vacía y silenciosa. Pero ya pensaré en ello más tarde.
Me ducho y me visto. Llego tarde a trabajar. El día pasa lento entre informes de ventas y reuniones con producción.
Regreso a casa. Sigue vacía y silenciosa. Quizá sea hora de pararme a pensar en ello. Llaman a la puerta. Cuando abro, ella se abalanza sobre mí y me besa. Decido que lo pensaré más tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario